QUIERE DECIR QUE HAY OTRA HISTORIA
En este capitulo del libro, el escritor, economista y periodista Enrique Silberstein manifesta lo siguiente con respecto a este gran avance desde de político, social, económico y desde luego cultural
¨Desde el punto de vista económico -señala Silberstein- esto fue muy importante porque el turismo adquirió un vigor extraordinario y poco conocido, ya que prácticamente todos los que vivían de un sueldo o salario, con sus respectivas familias comenzaron a visitar los sitios de veraneo que parecian totalmente alejados de sus posibilidades. Así, Mar del Plata, que era el reducto de la clase alta, que era el sitio donde ¨de¨Alvear se paseaba como en las playas del sur de Francia, donde se bebía champagne en el Casino, a donde solo podían ir quienes tenían tres o cuatro apellidos y tres o cuatro estancias, o quienes, teniendo un solo apellido, tenían tres o cuatro cuentas bancarias en Suiza, se sorprendió primer, se horrorizó después, cuanto todos los que antes iban a Quilmes o a Berazategui, a tomar aire y sol, comenzaron a arribar a la ¨Perla del Atlántico¨. Habría que analizar hasta donde todo el odio que la oligarquía le tenía a Perón se debía a las leyes y disposiciones en favor de los trabajadores o, pura y simplemente, a que les llenó Mar del Plata de ¨grasas¨y ¨cabecitas negras¨ (…) Además, los sindicatos empezaron a comprar hoteles, los hoteles de la oligarquía, nada menos: así, por ejemplo, el Hurlingham fue adquirido por la Confederación de empleados de Comercio (…) Era el acabose (…) Desde el punto de vista humano, las vacaciones pagas abrieron un mundo nuevo a la gran mayoría de los argentinos que sabían que las vacaciones existían, que sabían que en Mar del Plata se gozaba del aire y del sol y se jugaba a la ruleta, que sabían que en Córdoba, Mendoza, en Salta, en La Rioja existían puestas de sol inolvidables. Pero solo ¨lo sabían¨. Y he aquí que ahora lo veían, lo palpaban. El cauce abierto por las vacaciones pagas no se ha vuelto a cerrar. El crotaje aparece por cualquier lado. Uno levanta una piedra en Punta del Este y aparece un trabajador, mueve una ficha en la rula de Mar del Plata y aparece un trabajador, anda a caballo o en burro por las sierras y aparece un trabajador. Un trabajador con vacaciones pagas. Además todos sabían, a todos les constaba que esas vacaciones pagas, que ese pasearse por Mar del Plata, esa ficha que se jugaba en el Casino, ese caminito que se seguía por entre las piedras, ese paisaje que se observaba desde lo alto de las montañas, se lo debían a Perón. Habían sido conseguidas por Perón. Y si por casualidad no se había enterado, por todos lados aparecían altoparlantes que se encargaban de propalar la buena nueva. Porque si la gente es ruidosa, si la alegría es ruidosa, si el divertirse es ruidoso, Perón se encargaba de que todo eso fuese más ruidoso aun…
QUIEN QUIERA OIR QUE OIGA
¨La concesión de vacaciones pagas produjo, tal como era de esperar, un griterío de la madona por parte de los empresarios. Pocos o muy pocos se dieron cuenta que todo ese dinero volvería a sus bolsillos, es un camino de ida y vuelta, que serviría para inyectarle dinamismo a la economía nacional. Pero, como siempre, los empresarios no comprendieron la paponia que se les estaba ofreciendo. Plata fresca, plata dulce, que se recibía en un momento y que en ese mismo momento se gastaba. El giro total no debió durar más de dos meses, si es que duró. Pero los tipos seguían gritando (la verdad, cómo gritaba el Pueblo en ese tiempo. Y cómo se reía la gente en ese tiempo. Y qué ruido había en el Pueblo en ese tiempo)¨
EL OBRERO SE SINTIÓ PATRÓN
En los aspectos éticos y espirituales de las modificaciones producidas, porque no solo se trataba de tener dieron y gastar, sino que ¨por primera vez, el obrero se sintió patrón, capo. En el hotel lo servían y él ordenaba… Se dio cuenta qué lindo que es no hacer nada teniendo mucha guita y al mismo tiempo que envidió más al trompa le debe haber aumentado la presión a límites desconocidos. Porque él estaba en esas condiciones apenas seis o siete días, pero esos seis o siete días cambiaron las costumbres y concepciones de muchos, muchísimos argentinos¨. En estos años afirma Silverstein, se producen profundas transformaciones del tipo material y espiritual en la vida de los argentinos, especialmente de los sectores populares e incluso en sectores antiperonistas de la clase media. Los ensayistas del peronismo no se han prodigado demasiado en destacarlos, a pesar de su importancia. Ocurre, probablemente, que esos sectores populares que realizan nuevas e intensas experiencias, en general, carecen de tiempo y de preocupación por escribir su propia historia. Después, vienen los ¨historiadores¨, de extracción social pequeño burguesa, desconocedores de la importancia de esos cambios, para intentar la evaluación de un gobierno en base al funcionamiento de las instituciones, la ética (la de ellos) y la cultura (de la clase dominante).
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