martes, 14 de enero de 2014

Repensando la soberanía nacional...

Discurso sobre la soberanía: Las tres banderas y lo que nos queda.
Sabemos, los que miramos hacia adelante y entendemos el pretérito de nuestra actualidad, que ante la transa a la que se vio expuesta continuamente el país, principalmente desde aquel 24 de marzo del 76 en adelante, que algo no "marcha" como debería marchar, como la más pura lógica nos indica casi intuitivamente. "Lo que se monta no se presta", y el país en donde se vive no se vende, no se enajena ni se cambia por nada. La patria que es el suelo en donde vivimos y el espíritu del que nos nutrimos, es inalienable. En el medio, lógicas contrarias inundan y arrebatan nuestro intuitivo modo de comprendernos. Suma de voluntades, este gran colectivo es la medida que debe ser saciada, transformada y conducida a más liberación, a más justicia social. Ante tanta venta y carnerismo encubierto se iza una bandera en alto: soberanía política y popular. La soberanía es para ese colectivo grande, para el bien común. Mientras del otro lado, el individualismo progresista o liberal se opone a esa unión maravillosa de los hombres de la patria, y lo hace con distintas categorías de análisis que recorren un abanico que va desde el libre mercado y los derechos individuales hasta el voto calificado y el temor a la falta de "criterio" del pueblo. El pueblo puede equivocarse pero no deja de ser pueblo, como pueblo colectivo. Pero para llegar a esa soberanía política y popular es necesario el izamiento de otra bandera: la independencia económica. Esta independencia hace de la economía un medio que conduce a la independencia popular, alejando los que devoran la patria y el pueblo de nuestros pagos latinoamericanos, teñidos de sangre de indio y de obrero, de estudiante y campesino. Esa sangre no se negocia y clama la liberación que todavía falta que todavía agrava las cuentas de los que esclavizan y se morfan a los nuestros, porque viven de lo nuestro. Esas dos banderas que hacen a la tercera y gloriosa bandera: la de la justicia social, la de la revolución justicialista. Es esta bandera en donde realmente la patria es el otro porque el otro es uno, porque no existe nada que separe, el bien común es común y colectivo popular y soberano. Cuando militamos esas gloriosas tres banderas y las pensamos como objetivo y las pensamos dentro de un plan es donde conseguimos el acercamiento de la liberación al cotidiano del argentino. Que sean esas 3 banderas tres objetivos estratégicos, tres metas gloriosas que enderecen nuestro andar, soberanía política, independencia económica y justicia social, tres estrellas que brillan en el horizonte latinoamericano y son el faro de la revolución clasista argentina: La Revolución Justicialista.

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