martes, 14 de enero de 2014

Carta abierta y conflictiva a mis compañeros de la carrera

Carta abierta y conflictiva a mis compañeros de la carrera.
Con un espíritu crítico y evaluativo sobre el año que esta por finalizar, he decidido escribir en esta edición de la “3era comunicación” una carta a mis compañeros y compañeras de la carrera para plantear problemáticas  de la profesión y de nosotros como estudiantes  de Gestión del arte y la cultura.  En otras palabras, hoy quiero hablar sobre lo colectivo; Sobre lo que nos une, sobre lo conflictivo y sobre lo profesional.

Siempre es bueno hacer evaluaciones y ser crítico, mas aún, cuando se nos viene encima el fin de año. Y quisiera comenzar esta carta hablando de la distinción de la cual nos valemos a la hora de escribir monografías y parciales domiciliarios: surgen preguntas como; ¿qué es un gestor cultural? ¿qué nos distingue como profesionales del campo de la cultura? ¿qué sabemos nosotros como gestores que un antropólogo, un sociólogo o cualquier profesional de las ciencias sociales no sabe? ¿qué objetivos tenemos como profesionales y que aportes hacemos al campo de la cultura? ¿qué labor diferencia a un gestor de otros profesionales de la cultura? ¿qué hacemos nosotros para contribuir a estas y otras tareas y desafíos? Más aún; ¿qué esfuerzos hacemos por generar un conocimiento que nos distinga del resto?

Yo no tengo la respuesta a estas preguntas pero si les aseguro que son cuestiones que rondan por mi cabeza constantemente, y que más de alguna vez surgen en alguna charla de pasillo con algún otro interesado en el tema. La única respuesta clara que tengo ante estas problemáticas es que hay mucha ambigüedad en nuestra profesión, y que peor aún, no hay una salida clara o concreta a las mismas. Les aseguro que si hacemos un catastro y le preguntamos a cada uno de los cursantes de la carrera: ¿qué es un gestor cultural? Por hacer la pregunta fácil y sencilla, habrá tanta diferencia y distinción en la respuesta como compañeros que respondan la pregunta.

Un medico se dedica a estudiar anatomía, química, biología, histología, entre otros muchos “saberes” mas, con el fin de diagnosticar y posteriormente darle solución a una síntoma/enfermedad determinada del cuerpo humano. Lo mismo hace un abogado; estudia el derecho constitucional, comercial, administrativo, los derechos humanos, los derechos civiles, con el fin comprender los marcos legales y así poder defender causas individuales y/o colectivas.  En la sociología pasa igual; se estudian los fenómenos sociales a partir de un método de investigación científica  con el fin de diagnosticar cuantitativa y cualitativamente, y de forma empírica, un determinado hecho social.  Y así, podríamos estar sucesivamente describiendo los saberes y los objetivos de muchas otras profesiones que ya tienen las cosas medianamente claras. Sin embargo, la pregunta del millón es: ¿Y nosotros qué? ¿Qué sabemos que los demás no saben? ¿Qué objetivos tenemos como profesionales? ¿Qué somos?

Nuestra profesión es muy nueva y es comprensible que todavía estemos en un proceso de definición de nuestros saberes y de nuestros objetivos, pero ¿Hasta cuando? Hay que reconocer que hemos estado viviendo en una pasividad terrible; en un estado de conformismo y de acomodamiento digno de los grande políticos asegurados en los puestos de privilegio; hay que decirlo, no estamos a la altura de las circunstancias; nos hemos dormido en los laureles. Eso es lo que pienso.

No somos conscientes de que nadie, pero absolutamente nadie, ni “Goku”, nos va a sacar de estos problemas. Y peor aún, no sabemos que esto constituye una crisis grave para nuestro futuro laboral. Yo les quiero preguntar queridos compañeros y compañeras, con euforia; ¿Quién carajo va a querer contratar a un profesional que no sabe quién es,  que no tiene objetivos claros y que no se diferencia de otros profesionales porque no genera conocimiento propio o por lo menos que no llega a consensos sobre los mismos? Yo creo que NADIE. Si tenemos problemas de salida laboral compañeros y compañeras, es en gran parte, culpa de nosotros.

La verdad es que yo no quiero, y me imagino que muchos de ustedes, trabajar toda la vida dando visitas guiadas o en algún otro puesto destinado a prácticas laborales. Creo que nuestra profesión tiene un potencial gigantesco y tenemos la responsabilidad de ocuparnos de las problemáticas que otros profesionales no han podido solucionar. Estoy pensando en las ciencias sociales quienes han hecho un trabajo maravilloso y arduo de diagnosticar y de retratar la realidad, pero han hecho muy poco por cambiarla. Esa tarea más política está vacante  (porque las clases políticas de la región no han podido, les quedo grande el poncho). Tenemos el desafío de utilizar las herramientas que las ciencias sociales nos dan y trabajarlas para cambiar la realidad. Es como si las ciencias sociales fueran un brazo que termina antes de comenzar la mano; esta mano la tenemos que dibujar nosotros compañeros.

Esa puede ser un diferencia que nos otorga valor. Las ciencias sociales investigan y estudian el campo y nosotros lo trabajamos. ¿Por qué seguir investigando si ya hay otros que lo hacen y estudian en profundidad para poder hacerlo? Creo que debemos saber investigar porque es una herramienta necesaria, pero no debe ser un objetivo, ni la actividad que nos deba distinguir.  Somos trabajadores de la cultura y en la cultura. Es una actividad práctica, técnica y política, y debemos generar saberes y conocimientos para potenciar estas características. Pero no; seguimos evitando la tesis (por ejemplo) y esperamos que nos den un tema para desarrollarla.

A propósito de “políticas” creo que nuestro trabajo es en torno a las políticas culturales y cuando me refería a lo de conocimientos técnicos, me refiero a que debemos discutir sobre que técnicas son las nos permiten trabajar en torno a la realización de políticas culturales. Porque eso hacemos, políticas culturales. No creo que debamos hacer un festival, ni un encuentro, ni una muestra, ni cualquier actividad de desarrollo local o internacional, sino esta enmarcada en una política cultural. Los encuentros, festivales o cualquier actividad no son un fin en si mismos, sino que son las técnicas por las cuales podemos hacer efectiva una política cultural determinada. A eso es lo que me refiero con técnicas. El sociólogo utiliza una técnica de investigación porque se dedica a investigar la realidad. Nosotros utilizamos técnicas para poder desarrollar políticas culturales.  Repito, las técnicas serían los encuentros, los talleres, los festivales, las muestras, exposiciones, ferias, así como también, los presupuestos, los diseños de proyectos, las técnicas de evaluación, las técnicas de organización, las técnicas artísticas,  de motivación, de estrategia,  y un largo etc. Ese, creo, debe ser nuestro conocimiento y por ahí tenemos que desarrollar nuestro saber.

Creo que nuestro desafío como estudiantes de gestión del arte y la cultura es poder consagrar un conocimiento y un saber que nos distinga del resto de los profesionales de la cultura, pero antes de todo eso, tenemos el desafío de organizarnos y de trabajar en comunidad

Dos  alumnos de la carrera de Diseño de la Universidad de Mar del Plata hace casi quince años tenían inquietudes sobre su carrera y decidieron armar una jornada para discutir, entre los mismos estudiantes y los profesores, más algún invitado, sobre cuestiones básicas del Diseño. Hoy esa jornada se llama Trimarchi, uno de los congresos de diseño mas importantes del mundo. ¿Y nosotros que? Con suerte nos reunimos a discutir problemas de la carrera una vez cada dos semanas en una asamblea de cuatro gatos locos. Ojo, celebro esas instancias y las festejo, pero no es suficiente. Parece más la última piña de un boxeador a punto del K.O que una asamblea estudiantil. ¡Compañeros necesitamos más!

Necesitamos reunirnos y organizarnos entre nosotros para no decaer, para crear y para mirar el futuro estudiantil y profesional de forma colectiva. Somos una de las pocas carreras de licenciatura de gestión cultural de Latinoamérica y nadie nos conoce. Estamos viviendo en un contexto de privilegio porque estamos transitando el momento en donde se están forjando las bases de una profesión,  que tiene un potencial tremendo y además tiene la responsabilidad y como  desafío, o uno de ellos, de producir cambios en la realidad social y cultural.

Es necesario que el 2014 sea un año de trabajo en conjunto y en comunidad. Es necesario que dejemos de lado los problemas infantiles de si estamos con el “Centro de alumnos”” o con “Santa Conciencia”, o bien, si el área de Desarrollo de fondos del proyecto de Lenguajes IV hizo bien la tarea. A esta altura del partido esas cosas no deberían generar problema. En buen argentino, esas cuestiones son “pelotudeces” al lado de las tremendas tareas que tenemos. Además, tenemos compañeros y compañeras que trabajan en condiciones laborales “problemáticas” por llamarlo de una forma amable. ¿Porque no trabajamos así no nos importa? Hoy son algunos, mañana podemos ser todos. Si no nos cuidamos nosotros, nadie lo hará.

Hay que fortalecer la actividad de la asamblea con mesas de trabajo entre alumnos y profesores; hay que crear instancias anuales de reunión entre nosotros, otros estudiantes del campo, profesionales destacados y profesores de aquí y de toda Latinoamérica; tenemos que distinguirnos como profesionales y porque no, como profesionales de la UNTref: ¡Hay que crear valor queridxs!. Hay que generar las condiciones para que ir a la facultad no sea un suplicio y para que la mochila no se haga cada vez mas pesada. Y no me digan que eso no sucede. 

Este último tiempo he hablado con muchos de ustedes y hay muy buenas ideas dando vueltas. Hay muchas capacidades rondando el ambiente y personas “a toda raja” (pregúntele al oráculo que significa) que pueden colaborar a que la tarea de apoyarnos entre nosotros se pueda lograr. Hay que potenciarnos a nosotros mismos y generar condiciones para que nos podamos desarrollar. ¡Ah, por cierto, ya se me olvidaba! Un de nuestros objetivos como profesión debe o puede ser “el desarrollo” (a esto lo dice el libro “gestión cultural para el desarrollo”). Algo así como: los gestores creamos y aprendemos técnicas para generar políticas culturales con el fin de producir desarrollo comunitario, local, regional o internacional. ¿Que tul? Hay que ampliar el campo de trabajo compañeros

Ojala les haya movido alguna parte del arbusto, porque mi intención es generar debate. Si es necesario putearnos, será así, pero es mejor así a no mirarse las caras y no reflexionar sobre nosotros mismos. 


Espero que este año que viene podamos solucionar las cuestiones básicas como para que en la reunión familiar del domingo, podamos responder a la pregunta del tío: ¿Qué es un gestor? ¿Qué hace? ¿De qué trabaja? Si no podemos responder con facilidad, es porque no nos hemos puesto de acuerdo y porque hemos sido unos flojos. Eso es lo que pienso. 

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