El Coronel Domingo A. Mercante fue uno de los primeros y más íntimos colaboradores de Juan Domingo Perón, quien a su vez fue Presidente de la Argentina tres veces. Durante los años cruciales de 1943 a 1945, el Coronel Mercante le sirvió a Perón de principal lazo al movimiento de los trabajadores
Mercante fue eligido al puesto de gobernador de la provincia de Buenos Aires en 1946, cargo que desempeñó hasta 1952. En 1949, Mercante fue eligido a la presidencia de la convención constitucional que enmendó la Constitución de 1853 para legalizar la reelección del Presidente y del vice-Presidente, y para reflejar los tres principios del movimiento peronista: al justicia social, la independencia económica y la soberanía nacional.
El Coronel Mercante tuvo un papel decisivo en la revolución de 1945 que acabó con la democracia ficticia establecida por la oligarquía de los años 30, la misma revolución que por primera vez le dio al pueblo una voz en el gobierno de la nación. Como gobernador de la provincia de Buenos Aires, Mercante inició un programa de obras públicas sin precedentes, reestructuró prácticamente todos los departamentos del gobierno e ideó un equipo de ministros innovadores e independientes para llevar a cabo los programas y actividades de un gobierno dedicado a responder a las necesidades de todos los trabajadores. El trabajo de Mercante se realizó con un espíritu de cooperacién con la oposición política, con respeto para el punto de vista de ella, pero sin comprometer su propia dedicación a la justicia social y la independencia económica.
La posición de Coronel Mercante como la mano derecha del movimiento peronista fue afianzada por su creatividad y dinamismo en su jefatura de la provincia de Buenos Aires, por su justa y sabia administración de la convención constitucional de 1949, y por su papel clave en la revolución de 1945. Alabado extravagantemente por Evita como "el corazón de Perón", Mercante parecía tener mucho futuro político; sin embargo, el mismo éxito fue el motivo de su caída en desgracia. El gobierno de la provincia de Buenos Aires - tan dinámico, progresista y tolerante - fue un reproche constante al gobierno nacional - cada vez más represivo y mediocre. Aunque el mismo Mercante nunca declarara la implicación tan obvia, sin duda los demás veían al gobernador como un desafío creíble al poder de Perón. Mercante tenía que desaparecer, rápida e irremediablemente. Para imposibilitarle cualquier tipo de carrera política futura, el partido Peronista expulsó a Mercante en 1953. Los últimos días del Peronato ya se vislumbraban, y en 1955 las fuerzas armadas derrocaron a Perón. El ejército con algún apoyo civil, no tardó en reestablecer el sistema político de los "buenos tiempos viejos", cuando la oligarquía estaba a cargo del gobierno y los trabajadores no salían de lo suyo.
Los dotes de mando existen en dos tipos - uno que fomenta la dependencia por medio de la exaltación de la sabiduría insuperable de un gran caudillo y el reconocimiento tan solamente de la "leadtad" absoluta e irracional de los partidarios obedientes; y otro tipo menos ostentoso que promueve la independencia por medio del desarrollo de relaciones con colegas autónomos y seguros de sí mismos. Este último tipo de liderazgo es el que fortalece una organización y la empuja para adelante. Y fue este tipo de liderazgo que el Coronel Mercante fomentó. ¿Qué se habría logrado si el gobierno nacional se hubiera inspirado en este tipo de liderazgo creativo?
Esta página de la red se dedica no sólo a la memoria de Coronel Mercante, sino también a la celebración de su vida y lo que realizó durante ella. Acompáñeme en esta exploración de la vida y los tiempos del Coronel
Mercante fue eligido al puesto de gobernador de la provincia de Buenos Aires en 1946, cargo que desempeñó hasta 1952. En 1949, Mercante fue eligido a la presidencia de la convención constitucional que enmendó la Constitución de 1853 para legalizar la reelección del Presidente y del vice-Presidente, y para reflejar los tres principios del movimiento peronista: al justicia social, la independencia económica y la soberanía nacional.
El Coronel Mercante tuvo un papel decisivo en la revolución de 1945 que acabó con la democracia ficticia establecida por la oligarquía de los años 30, la misma revolución que por primera vez le dio al pueblo una voz en el gobierno de la nación. Como gobernador de la provincia de Buenos Aires, Mercante inició un programa de obras públicas sin precedentes, reestructuró prácticamente todos los departamentos del gobierno e ideó un equipo de ministros innovadores e independientes para llevar a cabo los programas y actividades de un gobierno dedicado a responder a las necesidades de todos los trabajadores. El trabajo de Mercante se realizó con un espíritu de cooperacién con la oposición política, con respeto para el punto de vista de ella, pero sin comprometer su propia dedicación a la justicia social y la independencia económica.
La posición de Coronel Mercante como la mano derecha del movimiento peronista fue afianzada por su creatividad y dinamismo en su jefatura de la provincia de Buenos Aires, por su justa y sabia administración de la convención constitucional de 1949, y por su papel clave en la revolución de 1945. Alabado extravagantemente por Evita como "el corazón de Perón", Mercante parecía tener mucho futuro político; sin embargo, el mismo éxito fue el motivo de su caída en desgracia. El gobierno de la provincia de Buenos Aires - tan dinámico, progresista y tolerante - fue un reproche constante al gobierno nacional - cada vez más represivo y mediocre. Aunque el mismo Mercante nunca declarara la implicación tan obvia, sin duda los demás veían al gobernador como un desafío creíble al poder de Perón. Mercante tenía que desaparecer, rápida e irremediablemente. Para imposibilitarle cualquier tipo de carrera política futura, el partido Peronista expulsó a Mercante en 1953. Los últimos días del Peronato ya se vislumbraban, y en 1955 las fuerzas armadas derrocaron a Perón. El ejército con algún apoyo civil, no tardó en reestablecer el sistema político de los "buenos tiempos viejos", cuando la oligarquía estaba a cargo del gobierno y los trabajadores no salían de lo suyo.
Los dotes de mando existen en dos tipos - uno que fomenta la dependencia por medio de la exaltación de la sabiduría insuperable de un gran caudillo y el reconocimiento tan solamente de la "leadtad" absoluta e irracional de los partidarios obedientes; y otro tipo menos ostentoso que promueve la independencia por medio del desarrollo de relaciones con colegas autónomos y seguros de sí mismos. Este último tipo de liderazgo es el que fortalece una organización y la empuja para adelante. Y fue este tipo de liderazgo que el Coronel Mercante fomentó. ¿Qué se habría logrado si el gobierno nacional se hubiera inspirado en este tipo de liderazgo creativo?
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