martes, 31 de diciembre de 2013

Pensar la Soberanía... 4 de enero muere Hipolito Bouchard...



Bouchard fue uno de los corsarios que cumplió un importante papel en las luchas por la independencia argentina. Entre sus acciones más relevantes se encuentran los asedios a las costas de California y Centroamérica, así como sus combates en las costas peruanas y ecuatorianas. Se caracterizó por un duro carácter que lo llevó a protagonizar varios incidentes con su tripulación y a tomar feroces represalias contra quienes se insubordinaban.

Bouchard nació el 15 de enero de 1780 en Saint-Tropez. Fue bautizado con el nombre de André Paul, aunque en fecha desconocida lo cambió por Hippolyte. Hijo de André Louis Bouchard y Thérese Brunet, desde muy pequeño se embarcó en buques pesqueros y mercantes. En 1798 se puso al servicio de la marina francesa contra los ingleses, iniciándose así en la dura vida del mar. Tras realizar varias campañas en Egipto y en Haití, bajo las órdenes de Charles-Victor-Emmanuel Leclerc, en 1809 llegó a Buenos Airesen un barco francés, sólo unos meses antes del comienzo de la Revolución de Mayo.
Liberal y antimonárquico, rápidamente se inclinó hacia la causa independentista argentina poniendo sus conocimientos navales a disposición de la Revolución, siendo nombrado por el gobierno segundo comandante de la recientemente creada flota nacional argentina, liderada por Juan Bautista Azopardo. El 2 de marzo de 1811, en San Nicolás de los Arroyos, tuvo su bautismo de fuego defendiendo a la revolución argentina, al enfrentarse, al mando del bergantín 25 de Mayo, a la escuadrilla realista comandada por el capitán de navío Jacinto de Romarate. Después del Combate de San Nicolás, Bouchard tuvo una destacadísima actuación enfrentándose a las naves españolas que bloquearon Buenos Aires entre los meses de julio y agosto de 1811.
En marzo de 1812 se alistó en el Regimiento de Granaderos a Caballo, al mando de José de San Martín. Participó en el Combate de San Lorenzo, donde conquistó una de las banderas del enemigo.
Dos cañones, 40 fusiles, 4 bayonetas, y una bandera que pongo en manos de V. E. y la arrancó con la vida al abanderado el valiente oficial D. Hipólito Bouchard.
Parte de San Martín en San Lorenzo
En premio a su valor, la Asamblea Constituyente le concedió la ciudadanía de las Provincias Unidas del Río de la Plata. En 1813 contrajo matrimonio con Norberta Merlo, con quien formaría una familia.

Bouchard abandonó el Regimiento de Granaderos a Caballo y retornó a su vida de marino. Una de las campañas más prestigiosas de Bouchard fue la realizada bajo las órdenes deGuillermo Brown, en la que asolaría las costas del océano Pacífico, atacando El Callao y Guayaquil. El 12 de septiembre de 1815 se le otorgó patente de corso para ponerse al mando de la corbeta Halcón, un barco de construcción francesa no muy sólido en su estructura. La corbeta había sido comprada al Estado argentino por el conocido armadorVicente Anastasio Echevarría. Los oficiales de la nave eran principalmente franceses, pero el Segundo Comandante, Robert Jones, era de origen inglés, y se contaba con la presencia de Ramón Freire. Antes de zarpar se produjo un choque entre Bouchard y los oficiales, cuando el agente de la expedición, Severino Prudant, promovió el levantamiento de la plana mayor. Debido a la intervención de Echevarría, el conflicto no pasó a mayores.
La flota de la campaña estaba compuesta por la Hércules, al mando de Guillermo Brown; la Santísima Trinidad, al mando del hermano de Brown, Miguel; la corbeta Halcón, al mando de Bouchard y la goleta Constitución, al mando de Oliverio Russell. Las embarcaciones Hércules y Santísima Trinidad partieron desde Montevideo hacia el sur el 24 de octubre de 1815; las otras dos embarcaciones zarparían cinco días después. Las órdenes eran encontrarse en la Isla Mocha donde establecerían un acuerdo para las operaciones.
Los hermanos Brown arribaron a la isla el 28 de diciembre, mientras que la Halcón lo hizo un día más tarde. Al llegar, Bouchard manifestó su convicción de que la Constitución se había hundido. Comentó que al pasar el cabo de Hornos los azotó una tempestad durante catorce días. La nave comandada por Russell se encontraba cargada con cañones de grueso calibre y una importante carga, por lo que creía que no pudo resistirla. Ni la Constitución ni su tripulación volvieron a ser vistos.
En la isla, Brown y Bouchard acordaron, el 31 de diciembre de 1815, operar juntos durante los primeros cien días de 1816. También acordaron la forma en que iban a ser divididas las presas: debían ser divididas en cinco partes, de las cuales dos le correspondían a Brown por ser el comandante en jefe, una y media para la Santísima Trinidad y la misma proporción para la Halcón. De allí Bouchard y Miguel Brown partieron hacia las costas peruanas, mientras que la Hércules se dirigió al Archipiélago Juan Fernández para liberar a algunos patriotas que se encontraban presos allí.
El 10 de enero volvieron a reunirse las tres embarcaciones, en las cercanías de El Callao. Los oficiales decidieron comenzar un bloqueo y, no conformes, bombardearon la población, la fortificación y llegaron a desembarcar en las playas. El día 11 apresaron el bergantín San Pablo, que fue utilizado para alojar a los enfermos de escorbuto y a los prisioneros. El 13 apresaron la fragata Gobernadora, donde encontraron al teniente coronel Vicente Banegas, oficial del Ejército Republicano de Nueva Granada, quien se sumó a la plana. El 18 de enero capturaron cuatro embarcaciones: la goleta Carmen, el bergantín Místico y dos naves más, una de las cuales fue saqueada y hundida. El 21 volvieron a bombardear las fortalezas, y por la noche hundieron la fragata Fuente Hermosa. El 28 de enero apresaron dos importantes presas, las fragatas Candelaria y Consecuencia. Al día siguiente decidieron partir hacia el norte, en busca de la boca del río Guayas.
El 7 de febrero arribaron a la isla Puná, en las cercanías de Guayaquil. Al llegar, Guillermo Brown les ordenó a Bouchard y a su hermano que permanecieran fondeados para proteger a las siete presas que habían tomado anteriormente. Brown se puso al mando de la Santísima Trinidad, con la que se disponía a atacar Guayaquil. Al día siguiente, tomó y demolió el fuerte de Punta de Piedras ubicado a cinco leguas de Guayaquil. Sin embargo, el día 9 de febrero fracasó al intentar tomar el castillo de San Carlos, siendo capturado por las fuerzas realistas. Tras una dura negociación, los otros corsarios argentinos lograron canjear a Brown por la fragata Candelaria, tres bergantines y cinco cajones de correspondencia que transportaba la fragata Consecuencia. Al retirarse, los corsarios se llevaron las fragatas Hércules y Consecuencia, la corbeta Halcón y la goleta Carmen. Debieron abandonar la Santísima Trinidad, ya que se encontraba en malas condiciones.
A los tres días, Bouchard le informó a Brown de que su nave hacía agua y que sus oficiales habían decidido regresar a Buenos Aires, por lo que solicitaba la liquidación del botín. En el reparto, Bouchard obtuvo la fragata Consecuencia y la goleta Carmen, pero tuvo que dejar la Halcón y contrajo una deuda de 3.475 pesos.
El marino francés decidió volver a Buenos Aires por el cabo de Hornos. Nuevamente existieron diferencias con su tripulación, que en ocasiones se solucionaban mediante la violencia. Debe remarcarse que en una ocasión se batió a duelo con un sargento mayor, lo que luego le produciría graves problemas legales. Estas diferencias aumentaron cuando un oficial de la nave Carmen le informó que la goleta hacía agua, a lo que el comandante contestó que igual debía pasar por el Cabo de Hornos porque no echaría la embarcación a pique. En ese momento los oficiales de la goleta, inducidos por la tripulación, decidieron desobedecer a Bouchard y cambiaron el rumbo hacia las islas Galápagos. LaConsecuencia arribó a Buenos Aires el 18 de junio de 1816.

A pesar de que le había informado a Echevarría de que partiría hacia Buenos Aires, Bouchard decidió sumarse a la campaña de liberación del Perú. Utilizó sus dos embarcaciones como transporte y le escribió una carta a su armador pidiéndole que ayudara a su familia. Aquí comenzó la ruptura con éste, ya que Echevarría sentía perjudicados sus intereses debido al largo período de prisión que había sufrido el corsario y a los daños producidos en las naves. Por esta razón el armador decidió quedarse con los 25.000 pesos pagados por el transporte de arcilla.
En 1820 Bouchard se encontraba en Perú sirviendo a la marina chilena. En diciembre de ese año le solicitó a José de San Martín, quien había asumido el Protectorado del Perú, que le permitiera volver a la Argentina debido a su mala situación económica. Sin embargo, San Martín le exigió que se mantuviera en Lima por cinco meses más. Para agravar su situación, no se le pagó por dos presas capturadas en Pisco, cuyo valor ascendía a 95.000 pesos. En 1822 se encontraba en una situación no muy clara respecto a su pertenencia a la marina del Perú, y las noticias de que Echevarría no estaba ayudando a su familia en Buenos Aires produjeron la ruptura definitiva con éste.
Cuando lord Cochrane se apoderó de los caudales depositados en los buques de guerra bajo su mando para cobrar los haberes adeudados, San Martín decidió combatir fuego con fuego. Por ello dispuso la creación de la marina peruana, y puso a Bouchard al mando de la fragata Prueba, la más importante de la escuadra peruana. Cuando Cochrane retomó sus reclamos pecuniarios, Tomás Guido le pidió que se dirigiera a Chile y ordenó a Bouchard que se preparara a combatir en caso de que que el marino se dispusiera a atacar. Sin embargo, Cochrane no lo intentó, probablemente al notar lo bien armada que se encontraba la nave peruana.
Posteriormente continuó en aguas peruanas al mando de la Santa Rosa, ya que La Argentina había sido vendida como leña. Pero la Santa Rosa sería finalmente incendiada durante la sublevación de la fortaleza de El Callao en 1824. También participaría, en 1828, en la guerra contra la Gran Colombia. Tras la muerte del Almirante Martín Jorge Guise, quedó a cargo de la marina peruana, pero se retiraría un año después de que se incendiara la nave insignia, Presidente.
Tras el retiro, decidió hacerse cargo de la atención de las haciendas que le había adjudicado el gobierno peruano, San Javier y San José de Nazca, donde fundó un ingenio azucarero. Hacía tiempo que había perdido contacto con su familia, después de la expedición con Brown había convivido con su esposa sólo diez meses, y no llegó a conocer a su hija menor que nació después de que iniciara su expedición alrededor del mundo. En sus haciendas trataba a sus esclavos con la misma dureza con la que trataba a su tripulación. Harto de sus abusos, uno de sus esclavos le dio muerte el 4 de enero de 1837.
Los restos de Bouchard permanecieron perdidos hasta 1962, cuando fueron encontrados en una cripta ubicada en la Iglesia de San Javier de Nasca de la ciudad de Nazca, en Perú. El 6 de julio de ese año fueron exhumados y repatriados a Buenos Aires por una comisión formada por la Armada Argentina y la Armada de Perú. Hoy descansan en el panteón viejo de la armada argentina en el Cementerio de Chacarita.

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